sábado, 6 de septiembre de 2008

Entonces, ¿seguirá habiendo coches?



Me temo que así sea, Paco. Pero coches más pequeños, más eficientes, más limpios.

La industria del automóvil es una de las que mueve el mundo. (Si los pitris físicos existen, entre éstos estarán los dueños de esos intereses)

Además la sociedad (la economía) está organizada obligándose al transporte de bienes y personas. Antes sólo se importaban los artículos que no se fabricaban en el propio lugar. Si miras ahora la procedencia de los alimentos en el supermercado (y aún en el Mercado Central), verás que hasta las naranjas son importadas. Y en el caso de las naranjas cabe la competencia cercana, desde países donde la producción es mucho más barata y donde, por diferencias climatológicas, la maduración llega en momento distinto al local.




Pero, por poner otro ejemplo, ¿cómo puede España, tierra de legumbres, comprar éstas en EEUU? La respuesta es evidente: porque salen a mejor precio. ¿Y no es sorprendente que el país con la agricultura más cara e ineficiente del mundo pueda competir en precio en nuestro mercado, con uno de nuestros productos estrella?

Ello sólo es posible si a las marrullerías típicas del mercado capitalista añadimos la facilidad de transporte (no su bajo precio, sólo su facilidad)

Es decir, la economía mundial se basa en el tránsito de personas y el tráfico de mercancías. No importa la carestía del petróleo ni siquiera su probable extinción, muchísimo menos las consecuencias contaminantes y sus derivaciones climáticas, porque incluso en lo peor de lo peor hay previsto negocio y beneficio.

El "desarrollo natural" permitía prever una transición no traumática hacia los vehículos híbridos en unos 20 años, y quizás unos 50 más tarde a los de hidrógeno. Diversos factores han modificado estas previsiones. Por una parte el aumento de la demanda de los gigantes orientales y los conflictos geográficos (por llamarlos delicadamente), más la sempiterna especulación, han hecho variar los precios de manera que yacimientos poco rentables han pasado a serlo, por lo que "vuelve a haber" petróleo por cien años más.

Y en realidad muchas cosas están cambiando. Las compañías ya no necesitan gastar en reuniones presenciales de socios repartidos por toda la geografía. Muchas empresas ni siquieran necesitan de la presencia física de sus trabajadores. Y aunque nada podrá sustituir un safari por Kenia, la realidad virtual va a conseguir que millones de personas puedan tener una experiencia aproximada, evitando de paso el despilfarro contaminante del turismo y que la masificación acabe con los parques naturales de la Tierra. Puedes pensar que es precisamente el turismo lo que mantiene la economía de esos países, pero eso es así porque todavía no ha aparecido una multinacional planteando el negocio "on line". Todo llegará. (Si hablamos de turismo, hablamos de la gallina de los huevos de oro para España. Más nos valdría no descuidarnos)


Ya empezamos a ver cómo proliferan en las ciudades más avanzadas equipamientos de bicicletas, a pedales, eléctricas o mixtas, de "usar y dejar", mediante variados sistema de abonos temporales. Realmente en una ciudad no necesitas nada más, y, en todo caso, están los transportes públicos.
Veremos cambiar el aspecto de nuestros coches: consumirán menos, tendrán menos emisiones, harán menos ruido, serán reciclables... Desaparecerán de las ciudades del futuro cuando las poderosas industrias del automóvil (o quien esté en su lugar) exploten comercialmente sistemas de cintas transportadoras horizontales y verticales y a distintas velocidades... pero, hasta que se implante el teletransporte startrekiano o desparezca la necesidad de desplazamiento seguiremos teniendo coches.

(Bien visto, si dispones de un coche tienes más libertad, de movimiento, claro, pero más libertad en definitiva. A eso hemos llegado.)

Origen imágenes: Archinode Studio. MIT Concept Car
Bicicleta: Keetsa

1 comentario:

  1. Anónimo6:39 a. m.

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