sábado, 6 de marzo de 2010

La injusticia del hambre



Se estima que alrededor del 40% de los comestibles producidos en Estados Unidos, acaban en la basura. Es decir, 1400 calorías por persona y día.

De acuerdo con la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (USEPA, United States Environmental Protection Agency, o simplemente EPA), los 31 millones de toneladas de comida arrojadas a los vertederos producen metano al descomponerse, un gas de efecto invernadero 25 veces más dañino que el CO2.



La página web del Reino Unido Next Generation Food calcula que cada tonelada de desperdicios alimentarios equivale a 4,2 toneladas de CO2, y llega a la conclusión de que si simplemente se dejara de desperdiciar comida tirando alimentos a la basura, sería como si se retiraran de la circulación la cuarta parte de los coches de EEUU.

En los Estados Unidos, un informe de Plos One de finales del pasado año, mostraba que los desperdicios alimentarios se habían incrementado progresivamente un 50% desde 1974, superando las 1400 calorías por persona y día, es decir, más de 150 billones de calorías anuales. Residuos que desperdician más de la cuarta parte de toda el agua potable consumida y trescientos millones de barriles de petróleo al año.
Ese agua y los combustibles fósiles son necesarios para la fabricación de dichos alimentos.
Lo que tiran los británicos:

  • 4.800 millones de uvas
  • 2.600 millones de manzanas
  • 2.600 rebanadas de pan
  • 1.900 millones de patatas
  • 1.000 millones de tomates

  • 775 millones de bollitos de pan
  • 484 millones de yogures
  • 440 millones de salchichas
  • 259 millones de chocolates y dulces
  • 200 millones de lonchas de bacon...
No hace muchos años, a los niños se les enseñaba que la comida NUNCA se tiraba. Nadie se levantaba de la mesa si en su plato quedaba comida, y hasta deshacerse de un mendrugo de pan conllevaba un ritual de perdón.
Con los alimentos desperdiciados por EEUU y Europa podrían alimentarse tres mundos
La historia está llena de pasajes en los que la abundancia desemboca en grotescos y absurdos despilfarros, como ahora mismo está ocurriendo aún en plena crisis.

Despojada de otros componentes que no sean la solidaridad y el respeto al medio ambiente, es una enseñanza fundamental para la "ciudadanía". Lo contrario, un delito de lesa humanidad del que todos somos culpables.

Vía : treehugger - NGF

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