(foto: Juan "Pipo" Solá) |
Campo. Y senda. Tendida cruzas en silencio, blanca de nieve en invierno, blanca de agosto en verano.
Sólo los chopos indican al paisaje que hay algo: tú, senda. Camino quieto que mil veces recorro sin regreso.
Me gusta verte, mirando a lo lejos, porque tienes en tu alma almas de los que te siguieron. Porque tienes en tu suelo nostalgias y ecos lejanos y ensueños.
A veces un charco, una piedra, una huella, cualquier resto de otra existencia que es tuya, porque tú llenas todo cuanto miro.
Cruzas paralela al horizonte de bruma azul o gris o noche. Y tu viaje es recto, aunque nunca te muevas. Y las nubes que te surcan, desperezándose a veces, murmuran un poco envidiosas al verte.
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