viernes, 5 de mayo de 2000

El libro

libroEl libro aguarda.

Erguido o tendido, espera hermético. Cuanto sabe se extiende en renglones paralelos de apetecible estética a veces, de apretada presencia otras, pero siempre de apariencia limpia, aunque el papel que forma su soporte vaya pereciendo, amarilleándose, delatando la mediocre calidad de la pasta con que se hizo.

Los pececillos de plata originan surcos destructores de formas caprichosas que no corrompen su alma.

Por eso no hay que eliminar las arañas, silenciosas amigas del libro al que no parece importarle la espera porque sabe que, al cabo, soportará siquiera la mirada de unos ojos en el momento de la elección, incluso el tacto de una mano. Y eso le basta.

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