viernes, 29 de julio de 2011

Humano, solo humano

Winter-Hölbach von Wernerk

Fue en 1947. Unas niñas de Cuevas de Vinromá vieron, o creyeron ver, que tanto monta, luces e imágenes prodigiosas y, dicen, la Señora se les apareció junto a la covacha que da nombre al lugar, sobre un árbol, y les dijo cosas que ellas creyeron muy bellas, aun cuando no acertaron a interpretarlas ni, por supuesto, a repetirlas.

La noticia, como bien puede imaginarse, corrió con el mismo ansia con que la gente la necesitaba, quizá coincidiendo en el tiempo con otro suceso extraordinario, el del barrio viejo de los mineros de Cáceres. Pero volvamos al hecho primero que nos ocupa, al que referiré mi historia.