miércoles, 23 de julio de 2014

Ludo Koza

Ludo Koza es escritor y es profesor y, sin duda, sabe serlo.

Tengo el privilegio de poseer la edición príncipe familiar de su "Enseñanza Secundaria". Su obra no va contra Administración (sic), aunque destape sus carencias y sus desafortunadas decisiones y omisiones. Se trata más bien de un alegato, de un diario, de un diván; una muestra de finísima perspicacia, sincera, mordaz y dura, porque así es la realidad que nos describe.

Y, sin embargo, rezuma optimismo. Comprensible, si acaso, por su juvenil madurez todavía pletórica de esperanza que aguarda un cambio de sistema que quizás llegue - ahora soy yo el esperanzado optimista -, porque es un cambio que no requiere mayores inversiones económicas, sino mejor gestión, valentía y amplitud de miras, aquello de lo que, no obstante, suelen adolecer los gobernantes al uso, por ahora.



Su prosa es firme, sin ambages; su escritura moderna y fresca que comunica, describe, confiesa, lamenta, denuncia, divierte, informa y cuenta dramáticos, preocupantes, emotivos y memorables fragmentos que discurren como un todo, siendo relatos independientes. Su colección tiene cuerpo y ritmo alternando pasado y presente, y muestra el sedimento de una, aunque breve, gran experiencia personal y profesional, sin duda porque vive y asimila con una avidez inusual y enriquecedora.

Otros más pusilánimes se quedarían en casa o en la concha de la mediocre irresistencia. Él no.

Como una cabra, se mantiene apoyándose en los breves salientes y resquicios que su existencia profesional consiente, y sabe decirlo porque, además, es escritor. Él, Ludo Koza.

1 comentario: