sábado, 30 de agosto de 2014

Ejemplos de amistad

"Suihan Sanyou", "Tres amigos de invierno".
Zhao Mengjian (ca.1199-1264),  6ª hoja del álbum "Esencia de tinta".
"Tres amigos de invierno" es como llaman los chinos a tres plantas, pino, bambú y ciruelo, que florecen en invierno. Las hojas de los dos primeros y las flores del tercero juntas simbolizan la constancia, la perseverancia y la resiliencia (capacidad de recuperación), y están altamente considerados en el confucianismo representando los ideales del erudito caballero.

Los Tres amigos de Invierno se encuentran comunmente representados en el arte chino. Aparecen por primera vez en un poema de Zhu Qingyu, poeta de la dinastía Tang, siglo IX, pero fue Zhao Mengjian (1199-1264), de la dinastía Song, quien los popularizó en la pintura.

El chino Song Zhu Mei lo trasliteran los japoneses como Sho Chiku Bai, literalmente "pino, bambú, ciruelo". Allí, en Japón, están asociados con el comienzo del Nuevo Año Lunar proliferando en postales y en golosinas de temporada.
Es miércoles. El protagonista central de esta historia ha pasado una noche de perros. Ha de atender un pago de manera inexcusable y no tiene con qué hacerlo. Está en juego su prestigio y su trabajo. Tiene que encontrar rápidamente un remedio.

¡Julián! Julián puede ser su salvación. Hace años que no se ven, pero no puede haber olvidado la infancia y el colegio. ¡Qué grandes amigos eran! Surcaron juntos novedosas experiencias vitales y compartieron intimidades que no puede haber olvidado, como cuando... Julián es la salvación, está seguro. Sabe que regenta un negocio en el barrio de R*** y hacia allá se encamina sin apenas desayunar, no puede perder tiempo.

En efecto. Llega a la calle justo a tiempo de ver a su amigo levantando el cierre de su negocio. Compone su mejor gesto y fuerza rápidas inspiraciones y espiraciones de aire, como si se preparara para una inmersión y una apnea prolongada. El exceso de oxígeno le da alas.

"¡Amigo Julián, cuánto tiempo, qué alegría...!", etcétera.

Abordado a estas horas, todavía sin ritmo, con las neuronas y los rituales cotidianos todavía asentándose, Julián es atropellado por la locuacidad y la facundia de su amigo. Antes de que se dé cuenta ha sido transportado a las sensaciones de muchos años atrás; sin darse cuenta, su ánimo vibra armónicamente con el visitante y recupera la sensación de complicidad de entonces. Y antes de que empiece a enfriarse el sentimiento recién recuperado, Julián está convencido de que no puede dejar a su amigo, ¡SU AMIGO!, en la estacada. Cuánto necesita. No tienes que darme explicaciones. Cómo iba a abandonarte en este trance, y por tan poca cosa. De verdad que sólo necesitas eso. ¿Que me lo devuelves el sábado? No te preocupes. ¡Qué alegría verte...!



Y pasa el resto del día, o al menos hasta la hora de comer - cuando vuelva a casa y cuente a su esposa lo ocurrido, si es que incluye en su relato el capítulo del préstamo -, pasa el día en esa nube a la que le ha trasladado la exuberancia vital de su amigo, quien le ha prometido, le ha jurado, que el sábado, sin falta, le traerá el dinero de vuelta. Es solo una urgencia puntual. También ha sido una suerte, encontrarse en un momento así de necesidad... ¡Estaba escrito. Era el destino!, piensa repitiendo una lectura novelesca que de pronto parece casar con la situación.

Vamos a seguir suponiendo que Julián es así de llano. Así de ingenuo. Así de buen amigo. Así de crédulo.

Llegado el sábado, nuestro protagonista se encuentra en la misma situación que el miércoles anterior. Peor, porque ahora ya no puede acudir a Julián para pedir ayuda puesto que éste es ahora el acreedor. No obstante, digamos en su favor, en ningún momento pasa por su cabeza la idea de desatender la deuda nuevamente contraída. No va a abusar de la llaneza, ingenuidad, credulidad y bondad de su amigo recién recuperado. Incluso ha pasado una noche agitada pensando en cómo compensar la deuda. ¡Ernesto!

"¡Ernesto, amigo Ernesto, qué alegría...!, etcétera.

Ahora está en escena con un amigo de la mili con quien hizo franca amistad. Sabido es que en esa época se traban relaciones indelebles porque se trata de un periodo iniciático - "cuando te haces un hombre" -, bajo un cielo de grandes cambios personales físicos, hormonales, y psicológicos, transición hacia la madurez y responsabilidad de la nueva etapa vital que sigue.

Imaginamos una entrevista muy parecida, con una preparación para el encuentro aproximadamente igual, apabullando al antiguo conocido con un torrente de estímulos de la memoria, abriendo el arcano con la evocación de aquellos sucesos, alternando los buenos con los malos, que casi unen más. Y todo le surge así, de manera natural.

Bueno, y a ti cómo te va. Pues ya ves, en un brete, necesita quinientos euros con urgencia... ¡qué suerte haberse encontrado! !Quizás pueda ayudarte. Por supuesto, faltaría más. Son solo tres o cuatro días. "Mira, el miércoles sin falta te lo reintegro." Naturalmente, no te preocupes. Lo importante es la amistad recuperada. Tenemos que revitalizarla, tenemos que volver a vernos. Vernos periódicamente. Para lo bueno y para lo malo. ¿No somos amigos? La amistad no muere nunca...

Antes de mediodía, nuestro protagonista ha saldado su deuda con Julián. Que se alegra otra vez de verle. Ahora la entrevista es más breve.

Pero el sábado siguiente, Julián ve llegar a su amigo con cara de circunstancias. Mira, amigo, otra vez necesito tu ayuda. Son quinientos euros, como la vez anterior. Pero ya sabes, te consta que cumplo con mis obligaciones. El miércoles sin falta te los devuelvo.

Ese mismo sábado, la escena se repite con Ernesto, a quien devuelve el dinero y quien se muestra satisfecho por haber confiado en este amigo recuperado. ¿Ves como era cierto? Esta devolución contradice las mínimas dudas que sobre su honradez habían expresado los allegados a quienes Ernesto contó la escena del encuentro y préstamo. Su amigo. Les une una amistad sólida y fraguada a machamartillo. Ahora lo saben.

Y así sucesivamente.

El cuento hindú original, Rnam krttva, se resuelve con un encuentro fortuito del protagonista con sus dos amigos simultáneamente. No puede haber mayor fortuna. Este encuentro va a ahorrarles un montón de trámites y tiempo a los tres porque ahora todos los miércoles, les dice, Julián - Harshabardhan en el cuento - podrá entregar directamente a Ernesto - Gobardhan - los quientos euros - o rupias - que éste le devolverá los sábados. Y dice el autor, Shibran Chakraborty, que mientras los perplejos amigos tratan de entender qué está pasando, el narrador se despide y se va.

El poeta coreano Kim Yuki (1580-1658) subraya así su paradójico contraste:

Melocotonero y ciruelo de primavera no se pavonean de sus bellas flores;
Piensa más bien en el viejo pino y en el verde bambú al final de año.
¿Qué puede cambiar esos lozanos tallos y sus perennes hojas verdes?

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