Prefiero imaginarte, pasado el inicial enfado, armado de lápices, mirándonos fijamente y trazando con ágiles e indiscutibles líneas, el esbozo - exacto - de nuestros sorprendidos gestos.
Tú, que nunca te sometiste a la severa rigidez de la partitura, sigues ahora fielmente este absurdo pentagrama. Cruel como la vida misma, dirías con ironía. Porque para los descreídos habitantes de nuestro paradójico universo pagano, si los que trascienden, no vuelven, es porque no debe ser tan malo el otro lado.
Otros glosarán públicamente tus méritos y talentos. En algunos corrillos, murmurarán tus defectos.
Todo eso eres tú, enorme amigo.
Hemos llorado juntos de risa y de tristeza; hemos elaborado juntos fantásticas entelequias, quebrantando o ensalzando mitos, exaltando o denostando fantasías, Historia o invenciones, y en tu impaciencia, como otra caricatura, se nos quedará embastado... (por el momento.)
¡Tú sabes, hermano, que tu inmenso vacío sólo pueden llenarlo ahora los pensones!
Un magnífico epitafio para un gran amigo.
ResponderEliminarAllá donde estés, encuentres la gloria de los hacedores de amistad.